viernes, 23 de abril de 2010

Oteiza-Basterretxea-Vallet

Publicado en el diario El País

http://www.elpais.com/articulo/pais/vasco/Oteiza-Basterretxea-Vallet/elpepiesppvs/20090508elpvas_16/Tes

La fuente de Nestor Basterretxea en Irun



Tercera escultura. La fuente de Nestor Basterretxea está situada en la Avenida de Navarra de Irun. En un pequeño lugar ajardinado que configuran el final de la mencionada vía y la parte peatonalizada de la calle Uranzu. La fuente está realizada en piedra arenisca y su año de factura es 1969.

Según la memoria municipal [1] de dicho año, la obra nace con el objetivo de recuperar y embellecer las fuentes públicas de la localidad. Se encarga al artista Néstor Basterretxea, por entonces vecino de Irun, ya vinculado al diseño y decoración del Parque de la Sargia. Dicha solicitud no se hace al azar. Según narra ls memoria, todas las fuentes existentes en la localidad, “la de la calle Mayor, la de la calle Jesús y la de la plaza de Santa Elena son de notable valor artístico”. Vuelve a sorprendernos, por lo tanto, la sensibilidad municipal a la hora de elegir las modernas manos que han de concebir esta nueva fuente para Irun.

La pieza en cuestión arranca sobre una pila circular de 5,16 metros de diámetro con múltiples surtidores de agua. En su interior, se abre otra pila semicircular de 2’45 metros de diámetro, que sirve de base para la composición vertical que alcanza 3’57 metros de cota máxima. El ancho del alzado de la pieza, en sus cuatro caras, oscila entre 1’30 y 1’60 metros. Un bello conjunto ornamental surgido, otra vez, en un periodo difícil para Irun.

En 1969, Basterretxea ya era un reconocido y multidisciplinar artista. En 2005, junto a la también artista hondarribiarra, Maider Goikoetxea, tuvimos la oportunidad de entrevistarle para la revista Bidasoan. Una conversación fácil en la que nos narró muchísimas cuestiones y en la que nunca negó la notable influencia que le propició el artista danés Richard Mortensen. Desde entonces, entre otros muchos conceptos artísticos, comprendí en su obra, la fácil interpretación que hace para el dibujo, para la sutileza de la forma o para la belleza de la composición.

En la fuente de la Avenida de Navarra sucede algo semejante, aunque sabemos que es difícil interpretar, indagar y decir algo nuevo de un artista de la trayectoria de Basterretxea. Se trata de un conjunto vertical, totémico, en el que perfila la geometría hasta hacerla sugerente. Un juego de contrastes tridimensionales donde la línea recta juega con los vacíos semicirculares y donde el efecto contrario, vacío rectos y masa semicircular, hacen triunfadora a la línea geométrica. Un bello e imposible mecano gigante realizado para el suave fluir del agua sobre la piedra. Seguramente, su vecino, Jorge Oteiza, le había hecho hincapié en muchas de estas cuestiones.

Pese a contar con más de 40 años de existencia, este objeto de arte público no se encuentra mal conservado. Además de los agentes atmosféricos, el musgo y el verdín propiciado por el agua, recordemos que se trata de una fuente, son los únicos elementos externos que han ensuciado su imagen. Un buen retoque con la técnica de chorro de arena, le harían volver a mostrar su apariencia original. Sin embargo, al igual que otras esculturas de Irun, pasa desapercibida en nuestro bosque urbano, ya que carece de señalética alguna (ni autor, ni año de realización) y deficiente iluminación nocturna.

Como reza la memoria municipal de 1969, en el capítulo de Salubridad e Higiene, “Fue una obra ejecutada con verdadero cuidado y mimo, tendente a resaltar la belleza de las fuentes, a rodearlas de pequeñas zonas ajardinadas y a dotarlas de iluminación adecuada”.


Fernando García Nieto

(*) Publicado en la revista Bidasoatik nº 6

[1] Archivo Municipal de Irun. Memoria de Secretaría 6040/2

El Cuarto Arbol de Xabier Laka en Irun



Tras la buena acogida del artículo El Mural de Zumeta en Irun, y, alentado por mis compañeros de redacción, intentaré emprender, en cada número, una breve descripción de cada una de las esculturas públicas contemporáneas existentes en nuestra ciudad.

Continuaré, por lo tanto, con la pieza, El Cuarto Árbol, de Xabier Laka, situada en el Parque del Árbol de Gernika de Irun.

Corría el año 1987, cuando el Ayuntamiento de Irun decide conmemorar el cincuenta aniversario del atroz bombardeo de Gernika. Una confraternización en la que, según la documentación (1) consultada en su momento, se señala que Irun es una ciudad muy sensible al respecto, debido al fatal incendio que sufrió en septiembre de 1936.

De esta manera, el 25 de marzo de 1987, el Ayuntamiento de Irun convoca un concurso escultórico para dotar, al Parque del Árbol de Gernika, de una obra que recuerde el desenlace brutal que sufrió la localidad vizcaína. El plazo de para la presentación de proyectos se abre el 7 de mayo y finaliza el 15 de octubre del mencionado año.

Al jurado no le convencerá ninguno de los originales presentados y este primer concurso se declarará desierto. Es más, el tribunal considera y plantea la posibilidad para que sea Jorge Oteiza el autor de la escultura a colocar. Sin embargo, no se hizo la respuesta del genial y curtido artista, a buen seguro, por los requisitos y limitaciones que se pedían en las bases de la convocatoria. El jurado de este primer concurso, al que Xabier Laka había presentado dos proyectos, estaba formado, entre otros, por Remigio Mendiburu y Néstor Basterretxea.

Una vez servida la polémica, al año siguiente, en 1988, se organiza una nueva convocatoria. Es aquí cuando Xabier Laka presenta un nuevo proyecto-boceto titulado, El Cuarto Árbol, a la postre ganador de la dotación económica del concurso y merecedor para colocar la pieza en el parque.

En este proyecto vencedor, Laka considera la arboleda un microcosmos aislado del entorno circundante, que le obliga a proyectar una escultura interior para que no pueda se apreciada desde fuera de la plazoleta. Estimará en la relación con los árboles, “un diálogo de verticalidad”, acorde con las reducidas dimensiones del parque y donde su Cuarto Árbol completará el espacio central.

El jurado interpretó valores plásticos de sobriedad y vigor con una notable adaptación al entorno físico que rodea a la pieza. También valoró las formas propuestas, el equilibrio de la superficie, la naturaleza del material elegido y la fácil interpretación de un símbolo como es la guerra y el árbol de Gernika.

Según nuestra interpretación y la consulta del boceto original, Laka propone para Irun una composición vertical con hierro hueco, de 6 centímetros de grosor, lacado en color negro, con las siguientes medidas: 6,20 metros de altura y 3,20 metros de anchura. La pieza se abre en dos secciones. La primera, de menor envergadura, dispone una composición espacial de pliegues geométricos hasta casar, livianamente, con la segunda estructura. El segundo plano arranca verticalmente desde la arista de la base, hasta alcanzar la cota máxima mediante un remate recto y plano. Un conjunto que juega a la perfección con la verticalidad de los frondosos castaños de indias que la rodean. En el momento que proyecta esta pieza, Xabier Laka, al igual que una nutrida generación de artistas de la época, se impregna de los sobresalientes estudios espaciales que Jorge Oteiza había realizado. Serán sus momentos más oteizanos.

Finalmente, la pieza fue inaugurada el de 26 de abril de 1989. De mejor o peor factura, gustará más o menos, influido técnica o espacialmente, El Cuarto Arbol siempre podrá presumir que salió victorioso de un concurso de arte público en Irun.

En breves palabras diremos que, Xabier Laka (Ondarroa 1954) es escultor y profesor de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco. En 1977 junto al también escultor Reinaldo fundará el Taller de Aia. Un grupo y equipo de trabajo cuya finalidad será la recuperación y difusión de la cultura vasca, a través de las artes plásticas. Comenzados los ochenta, abandonará el taller por la pretensión de formar otra escuela en Andoain, de similares características. En 1986 se traslada a Inglaterra para complementar su formación escultórica.

(1) Archivo Municipal de Irun. 604

Fernando García Nieto

(*) Publicado en la revista Bidasoatik número 5

El mural de Zumeta en Irun


El pasado 7 de junio de 2009, el periodista Iñigo Morondo hacía un bonito repaso a la escultura pública existente en Irun. “Avalancha escultórica en el Irun del siglo XXI” lo titulaba. En su crónica destacaba el enriquecimiento del patrimonio urbano en los últimos años, y la aparición de piezas cual si de especies micológicas se trataran.

Sin embargo, como buen escribano, se olvidó un conjunto escultórico en el tintero. Me refiero, ni más ni menos, a una obra de envergadura de José Luis Zumeta (Usurbil, 1939) situada en la calle Artaleku, en un lateral de la que fuera agencia Muñoz y Cabrero. Les daré más pistas; en la plazoleta que ahora conforman la mencionada calle y el conocido ambulatorio de Hermanos Iturrino.

Si no me fallan las anotaciones, ahora desempolvadas, y aportadas para un trabajo de la facultad, el mencionado mural escultórico tiene una anchura de 7,38m y una altura aproximada de 5,5m. Todo el conjunto se inscribe en un muro de granito de unos 17,38m de largo.

En la parte inferior aparece grabada la firma de su autor y año de factura, “Zumeta 68”. Para 1968 José Luis Zumeta ya había vuelto de Paris, había sido miembro fundador del Grupo Gaur y vivía en Hondarribia. Irrumpe en una sociedad vasca ligada al costumbrismo artístico, en la que muy pocos hacían incursiones y trabajaban la abstracción. Él fue uno de los pioneros.

Llama poderosamente la atención en este creador plástico que, vinculado en su desarrollo creativo hacia la pintura, desarrollara este tipo de piezas durante este periodo. Conjuntos de mármol, granito o cerámica en los que se atreve con el juego de volúmenes y la apariencia tridimensional. Es posible que la complejidad e infraestructura para estos conjuntos, unido a su enorme costo, le hicieran decantarse definitivamente por la pintura.

Para el caso de Irun, Zumeta presenta un conjunto en el que al igual que en su pintura, cede a la iniciativa de formas sin un tema establecido. Formas irregulares se distribuyen por la superficie, creando tensiones por medio de trazos largos, donde las líneas viven un entrecruzamiento simultáneo y la gama cromática actúa sobre la propia forma. Dinamismo, movimiento, como si de la visión por un calidoscopio se tratara. Sorprendentemente, Zumeta se olvida del color puro empleando una grama de negros, blancos, grises u ocres.

El paso de los años ha dejado su mella en este conjunto escultórico. Una apariencia sucia y mate cubre las piezas de mármol y granito. Humedad, musgos, costras y otros restos orgánicos se vislumbran entre las piezas e incluso alguna de ellas aparece fracturada.

En 2005, el que suscribe junto a la profesora de la Universidad de Deusto, Larraitz Arretxea, presentó un proyecto para la restauración de este conjunto escultórico. Hablamos con Zumeta y nos dio las pautas a seguir. En nuestro intento creímos en una correcta identificación señalética, catalogación, iluminación nocturna y por supuesto, restauración de cada una de las partes del mural.

Hace cuatro años no había crisis, pero nuestro ilusionante proyecto cayó en un cajón, sepultado para siempre. Quizá, todavía, no seamos conscientes de nuestro patrimonio pero estamos hablando de arte abstracto, de modernidad en Irun en 1968. Algo único. En un periodo muy difícil, también para nuestra localidad.

Aunque en su origen esta obra fuera de iniciativa privada, considero que también debiera formar parte del patrimonio artístico de Irun.

Simplemente estas líneas para recordar este conjunto artístico y otorgarle el lugar que se merece en la nueva trama urbana de Irun. No quisiera concluir sin mencionar a Ricardo Fernández Telletxea, amigo e impulsor de un bonito trabajo universitario que titulamos “Inventario de escultura pública en Irun en la segunda mitad del siglo XX”

Fernando García Nieto


(*) Publicado en la revista Bidasoatik número 4