lunes, 7 de marzo de 2022

Estudio y evolución de la casa-taller de Jorge Oteiza y Néstor Basterretxea.

Después de mucho tiempo, retomo este blog para incorporar el link de mi último trabajo sobre la casa-taller en la que convivieron Jorge Oteiza y Néstor Basterretxea. En los sucesivo espero continuar aportando cosas nuevas desde aquí. 

Estudio y evolución de la casa-taller de Jorge Oteiza y Néstor Basterretxea

Fernando García Nieto.


lunes, 25 de octubre de 2010

Estela de Jorge Oteiza en el Puente Internacional de Santiago de Irun




En este sencillo inventario, sobre escultura contemporánea de Irun que estamos realizando en la revista Bidasoatik, elegimos como quinto ejemplo la estela que Jorge Oteiza proyectó, en 1971, para el Puente Internacional de Santiago.

Una obra que despertó mi interés desde niño. Siempre la divisaba, incluso me acercaba a tocarla, cuando caminaba sobre el puente, tras enseñar en la frontera el pasaporte de rigor. Una visita a la vecina Hendaia para acudir al dentista, la playa, o la tienda Egiazabal, donde trabajaba mi familia materna. Y así hasta muchísimo más tarde, ya en 1997, cuando en la facultad, nos interesamos y denunciamos el lamentable estado de conservación que presentaba.

La rutina diaria, con cientos de camiones cruzando la frontera, había convertido, en casi un milagro, que esta estela se mantuviera en pie. En mayo de 1997, procedimos a fotografiarla. Comprobamos que, únicamente, unos fuertes alambres hacían posible la sujeción de todas las piezas en las que se hallaba fragmentada. A la vez, estaba decorada con un spray de color negro que hacía leer en cada lado, Lapurdi - Gipuzkoa. Y es que esta sencilla obra fue atacada una y otra vez, porque muchos nunca llegaron a entender que, con esta estela, Jorge Oteiza quiso unir dos territorios, nunca separarlos. Un juego literario a orillas de un río bajo una piedra grabada con 12 letras que, según reza, tanto invierte el significado de France como el de España

Convertida en un símbolo, en los años noventa, podía ser habitual verla derribada bien por la mala maniobra de un trailer o por alguna enérgica repulsa. Así hasta su desaparición en el año 2000. Interesados por la misma, pudimos comprobar que, ante su enésimo derrumbe y por precaución, había sido retirada a un lugar de almacenaje que el Ayuntamiento de Irun tiene en la zona de Playundi. Yacía resquebrajada bajo una lona. Pedimos su reposición en Cultura del Ayuntamiento de Irun. Allí se argumentó que un problema de competencias administrativas, con la Diputación, hacía imposible su inmediata restauración. En 2001, y con sorpresa mayúscula, nos enteramos por la prensa que la pieza había sido reinaugurada, presentando el aspecto que hoy luce.

El origen de esta obra surge por encargo del amigo de Oteiza, René Petit, ingeniero encargado de la realización del conocido Puente Internacional de Santigo. Según mis anotaciones, esta pieza prismática de cantos biselados está realizada en mármol rojizo, posiblemente, de Deba. Oteiza, en 1971, quiere para su obra un color cálido para un lugar gris y frío. Tiene una altura de 102cm, una anchura máxima superior en sus caras de 84 y 82cm y un grosor profundo de 26cm. Un volumen que desciende hacia una base que oscila entre los 49 y los 46cm. Un conjunto asimétrico de apariencia sencilla, pero de complicada proyección. Una superficie dinámica con dos caras opuestas que parecen querer girarse. Nunca algo tan objetivamente estático sugiere tanto movimiento.

Todas estas hipótesis sobre esta pequeña piedra, nos llevan a releer la obra de Oteiza, a estudiar su estética vasca, el sentido del crómlech vacío como punto de abstracción. En este caso, un dinámico mojón, enraizado a la base, a la tierra vasca.

Al igual que sus compañeras de esta sección, carece de señalética explicativa alguna; ni autor, ni año de factura, y deficiente iluminación nocturna. Al estar continuamente expuesta al intenso tráfico de la zona, unos pivotes de hierro se han convertido en sus únicos aliados.


Fernando García Nieto


* Publicado en la revista Bidasoatik nº 8



lunes, 28 de junio de 2010

"LAIAK" de Gabriel Narzabal en Irun




En nuestro recorrido por la escultura pública contemporánea de Irun, llegamos a la cuarta pieza. Nos detenemos, esta vez, en la obra “Laiak” situada en el Paseo Peatonal del Bidasoa, popularmente conocido como “Bidegorri de Oxinbiribil”. La obra data de 1984 y su autor es Gabriel Narzabal (Irun, 1952).

Según los datos recogidos en el Archivo Municipal de Irun, en 1984, el Consejo Municipal de Cultura decide aprobar una partida presupuestaria para la promoción artística y desarrollo de escultura en la calle. En enero, de dicho año, el Ayuntamiento de Irun organiza una exposición de escultura. A la misma, Gabriel Narzabal, presenta su boceto “Laiak” a la postre seleccionado para completar este proyecto de escultura urbana. Narzabal acudía con muy buenas referencias a la muestra, ya que, por dos veces, había obtenido el primer premio de escultura en el Certamen de Artistas Nóveles de Guipúzcoa.

En este momento, existe en el consistorio irunés, cierta sensibilidad cultural, en la que además de promover el arte local, se pretende su difusión pública, en clara réplica a otros conjuntos escultóricos públicos que tanto éxito habían tenido en otras localidades. Y es que en 1984, solo el Mural de José Luis Zumeta, la Estela de Oteiza en el Puente Internacional y la Fuente de Nestor Basterretxea, componían el bagaje escultórico contemporáneo de Irun.

Para la ejecución de “Laiak” se decide como material el acero Bellota Reco Cobre Niquel, sin esconder la alusión al “Peine de los Vientos” de San Sebastián. El tema de la composición es muy claro. Dos layas ancladas en la tierra. Un pequeño homenaje a este útil de labranza tan usado, en otra época, en el País Vasco, para labrar y dar la vuelta a la tierra. Un instrumento, sencillo, con el que Narzabal quiere recordar la tradicional fertilidad de una tierra en la que se instalará su conjunto escultórico.

Se encarga a la Fabrica de Aceros Finos y Herramientas Patricio Echeverria, S.A., de Legazpia, la forja de la escultura “Laiak”, según el boceto facilitado por el escultor. Tras varias deliberaciones, Narzabal convencerá al Consejo Municipal de Cultura para otorgar una mayor envergadura a las piezas, lo que supondrá un gasto adicional en el presupuesto de la obra. Según las anotaciones de la empresa de acero, “Laiak” tiene una altura de 4’5metros y una anchura de 2’50metros y un preso aproximado de 8’7 toneladas. Finalmente, la obra fue instalada el 15 de noviembre de 1984.

Gabriel Narzabal sugiere una sencilla composición realista de las dos layas, pero en versión gigante. Una corriente muy utilizada, en escultura, por algunos artistas vascos. En su evolución escultórica había estudiado el tratamiento y juego de volúmenes que, otros artistas más cercanos, como Remigio Mendiburu o Néstor Basterretxea, habían desarrollado en materiales tradicionales como el hierro y la madera.

Este conjunto de arte público, se encuentra en perfecto estado de conservación y en pleno proceso oxidante, atendiendo a la elección de su material de factura, de excelente resistencia a la corrosividad. Sin embargo, también pasa desapercibido para cualquier interesado, ya que carece de señalética explicativa alguna e inexistente iluminación nocturna. Simplemente, le flanquea un reciente poste informativo, el número 27, que detalla los diferentes itinerarios por la Bahia del Txingudi.


Fernando García Nieto


(*) Publicado en la revista Bidasoatik nº 7

viernes, 23 de abril de 2010

Oteiza-Basterretxea-Vallet

Publicado en el diario El País

http://www.elpais.com/articulo/pais/vasco/Oteiza-Basterretxea-Vallet/elpepiesppvs/20090508elpvas_16/Tes

La fuente de Nestor Basterretxea en Irun



Tercera escultura. La fuente de Nestor Basterretxea está situada en la Avenida de Navarra de Irun. En un pequeño lugar ajardinado que configuran el final de la mencionada vía y la parte peatonalizada de la calle Uranzu. La fuente está realizada en piedra arenisca y su año de factura es 1969.

Según la memoria municipal [1] de dicho año, la obra nace con el objetivo de recuperar y embellecer las fuentes públicas de la localidad. Se encarga al artista Néstor Basterretxea, por entonces vecino de Irun, ya vinculado al diseño y decoración del Parque de la Sargia. Dicha solicitud no se hace al azar. Según narra ls memoria, todas las fuentes existentes en la localidad, “la de la calle Mayor, la de la calle Jesús y la de la plaza de Santa Elena son de notable valor artístico”. Vuelve a sorprendernos, por lo tanto, la sensibilidad municipal a la hora de elegir las modernas manos que han de concebir esta nueva fuente para Irun.

La pieza en cuestión arranca sobre una pila circular de 5,16 metros de diámetro con múltiples surtidores de agua. En su interior, se abre otra pila semicircular de 2’45 metros de diámetro, que sirve de base para la composición vertical que alcanza 3’57 metros de cota máxima. El ancho del alzado de la pieza, en sus cuatro caras, oscila entre 1’30 y 1’60 metros. Un bello conjunto ornamental surgido, otra vez, en un periodo difícil para Irun.

En 1969, Basterretxea ya era un reconocido y multidisciplinar artista. En 2005, junto a la también artista hondarribiarra, Maider Goikoetxea, tuvimos la oportunidad de entrevistarle para la revista Bidasoan. Una conversación fácil en la que nos narró muchísimas cuestiones y en la que nunca negó la notable influencia que le propició el artista danés Richard Mortensen. Desde entonces, entre otros muchos conceptos artísticos, comprendí en su obra, la fácil interpretación que hace para el dibujo, para la sutileza de la forma o para la belleza de la composición.

En la fuente de la Avenida de Navarra sucede algo semejante, aunque sabemos que es difícil interpretar, indagar y decir algo nuevo de un artista de la trayectoria de Basterretxea. Se trata de un conjunto vertical, totémico, en el que perfila la geometría hasta hacerla sugerente. Un juego de contrastes tridimensionales donde la línea recta juega con los vacíos semicirculares y donde el efecto contrario, vacío rectos y masa semicircular, hacen triunfadora a la línea geométrica. Un bello e imposible mecano gigante realizado para el suave fluir del agua sobre la piedra. Seguramente, su vecino, Jorge Oteiza, le había hecho hincapié en muchas de estas cuestiones.

Pese a contar con más de 40 años de existencia, este objeto de arte público no se encuentra mal conservado. Además de los agentes atmosféricos, el musgo y el verdín propiciado por el agua, recordemos que se trata de una fuente, son los únicos elementos externos que han ensuciado su imagen. Un buen retoque con la técnica de chorro de arena, le harían volver a mostrar su apariencia original. Sin embargo, al igual que otras esculturas de Irun, pasa desapercibida en nuestro bosque urbano, ya que carece de señalética alguna (ni autor, ni año de realización) y deficiente iluminación nocturna.

Como reza la memoria municipal de 1969, en el capítulo de Salubridad e Higiene, “Fue una obra ejecutada con verdadero cuidado y mimo, tendente a resaltar la belleza de las fuentes, a rodearlas de pequeñas zonas ajardinadas y a dotarlas de iluminación adecuada”.


Fernando García Nieto

(*) Publicado en la revista Bidasoatik nº 6

[1] Archivo Municipal de Irun. Memoria de Secretaría 6040/2

El Cuarto Arbol de Xabier Laka en Irun



Tras la buena acogida del artículo El Mural de Zumeta en Irun, y, alentado por mis compañeros de redacción, intentaré emprender, en cada número, una breve descripción de cada una de las esculturas públicas contemporáneas existentes en nuestra ciudad.

Continuaré, por lo tanto, con la pieza, El Cuarto Árbol, de Xabier Laka, situada en el Parque del Árbol de Gernika de Irun.

Corría el año 1987, cuando el Ayuntamiento de Irun decide conmemorar el cincuenta aniversario del atroz bombardeo de Gernika. Una confraternización en la que, según la documentación (1) consultada en su momento, se señala que Irun es una ciudad muy sensible al respecto, debido al fatal incendio que sufrió en septiembre de 1936.

De esta manera, el 25 de marzo de 1987, el Ayuntamiento de Irun convoca un concurso escultórico para dotar, al Parque del Árbol de Gernika, de una obra que recuerde el desenlace brutal que sufrió la localidad vizcaína. El plazo de para la presentación de proyectos se abre el 7 de mayo y finaliza el 15 de octubre del mencionado año.

Al jurado no le convencerá ninguno de los originales presentados y este primer concurso se declarará desierto. Es más, el tribunal considera y plantea la posibilidad para que sea Jorge Oteiza el autor de la escultura a colocar. Sin embargo, no se hizo la respuesta del genial y curtido artista, a buen seguro, por los requisitos y limitaciones que se pedían en las bases de la convocatoria. El jurado de este primer concurso, al que Xabier Laka había presentado dos proyectos, estaba formado, entre otros, por Remigio Mendiburu y Néstor Basterretxea.

Una vez servida la polémica, al año siguiente, en 1988, se organiza una nueva convocatoria. Es aquí cuando Xabier Laka presenta un nuevo proyecto-boceto titulado, El Cuarto Árbol, a la postre ganador de la dotación económica del concurso y merecedor para colocar la pieza en el parque.

En este proyecto vencedor, Laka considera la arboleda un microcosmos aislado del entorno circundante, que le obliga a proyectar una escultura interior para que no pueda se apreciada desde fuera de la plazoleta. Estimará en la relación con los árboles, “un diálogo de verticalidad”, acorde con las reducidas dimensiones del parque y donde su Cuarto Árbol completará el espacio central.

El jurado interpretó valores plásticos de sobriedad y vigor con una notable adaptación al entorno físico que rodea a la pieza. También valoró las formas propuestas, el equilibrio de la superficie, la naturaleza del material elegido y la fácil interpretación de un símbolo como es la guerra y el árbol de Gernika.

Según nuestra interpretación y la consulta del boceto original, Laka propone para Irun una composición vertical con hierro hueco, de 6 centímetros de grosor, lacado en color negro, con las siguientes medidas: 6,20 metros de altura y 3,20 metros de anchura. La pieza se abre en dos secciones. La primera, de menor envergadura, dispone una composición espacial de pliegues geométricos hasta casar, livianamente, con la segunda estructura. El segundo plano arranca verticalmente desde la arista de la base, hasta alcanzar la cota máxima mediante un remate recto y plano. Un conjunto que juega a la perfección con la verticalidad de los frondosos castaños de indias que la rodean. En el momento que proyecta esta pieza, Xabier Laka, al igual que una nutrida generación de artistas de la época, se impregna de los sobresalientes estudios espaciales que Jorge Oteiza había realizado. Serán sus momentos más oteizanos.

Finalmente, la pieza fue inaugurada el de 26 de abril de 1989. De mejor o peor factura, gustará más o menos, influido técnica o espacialmente, El Cuarto Arbol siempre podrá presumir que salió victorioso de un concurso de arte público en Irun.

En breves palabras diremos que, Xabier Laka (Ondarroa 1954) es escultor y profesor de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco. En 1977 junto al también escultor Reinaldo fundará el Taller de Aia. Un grupo y equipo de trabajo cuya finalidad será la recuperación y difusión de la cultura vasca, a través de las artes plásticas. Comenzados los ochenta, abandonará el taller por la pretensión de formar otra escuela en Andoain, de similares características. En 1986 se traslada a Inglaterra para complementar su formación escultórica.

(1) Archivo Municipal de Irun. 604

Fernando García Nieto

(*) Publicado en la revista Bidasoatik número 5