Tercera escultura. La fuente de Nestor Basterretxea está situada en la Avenida de Navarra de Irun. En un pequeño lugar ajardinado que configuran el final de la mencionada vía y la parte peatonalizada de la calle Uranzu. La fuente está realizada en piedra arenisca y su año de factura es 1969.
Según la memoria municipal
[1] de dicho año, la obra nace con el objetivo de recuperar y embellecer las fuentes públicas de la localidad. Se encarga al artista Néstor Basterretxea, por entonces vecino de Irun, ya vinculado al diseño y decoración del Parque de la Sargia. Dicha solicitud no se hace al azar. Según narra ls memoria, todas las fuentes existentes en la localidad, “la de la calle Mayor, la de la calle Jesús y la de la plaza de Santa Elena son de notable valor artístico”. Vuelve a sorprendernos, por lo tanto, la sensibilidad municipal a la hora de elegir las modernas manos que han de concebir esta nueva fuente para Irun.
La pieza en cuestión arranca sobre una pila circular de 5,16 metros de diámetro con múltiples surtidores de agua. En su interior, se abre otra pila semicircular de 2’45 metros de diámetro, que sirve de base para la composición vertical que alcanza 3’57 metros de cota máxima. El ancho del alzado de la pieza, en sus cuatro caras, oscila entre 1’30 y 1’60 metros. Un bello conjunto ornamental surgido, otra vez, en un periodo difícil para Irun.
En 1969, Basterretxea ya era un reconocido y multidisciplinar artista. En 2005, junto a la también artista hondarribiarra, Maider Goikoetxea, tuvimos la oportunidad de entrevistarle para la revista Bidasoan. Una conversación fácil en la que nos narró muchísimas cuestiones y en la que nunca negó la notable influencia que le propició el artista danés Richard Mortensen. Desde entonces, entre otros muchos conceptos artísticos, comprendí en su obra, la fácil interpretación que hace para el dibujo, para la sutileza de la forma o para la belleza de la composición.
En la fuente de la Avenida de Navarra sucede algo semejante, aunque sabemos que es difícil interpretar, indagar y decir algo nuevo de un artista de la trayectoria de Basterretxea. Se trata de un conjunto vertical, totémico, en el que perfila la geometría hasta hacerla sugerente. Un juego de contrastes tridimensionales donde la línea recta juega con los vacíos semicirculares y donde el efecto contrario, vacío rectos y masa semicircular, hacen triunfadora a la línea geométrica. Un bello e imposible mecano gigante realizado para el suave fluir del agua sobre la piedra. Seguramente, su vecino, Jorge Oteiza, le había hecho hincapié en muchas de estas cuestiones.
Pese a contar con más de 40 años de existencia, este objeto de arte público no se encuentra mal conservado. Además de los agentes atmosféricos, el musgo y el verdín propiciado por el agua, recordemos que se trata de una fuente, son los únicos elementos externos que han ensuciado su imagen. Un buen retoque con la técnica de chorro de arena, le harían volver a mostrar su apariencia original. Sin embargo, al igual que otras esculturas de Irun, pasa desapercibida en nuestro bosque urbano, ya que carece de señalética alguna (ni autor, ni año de realización) y deficiente iluminación nocturna.
Como reza la memoria municipal de 1969, en el capítulo de Salubridad e Higiene, “Fue una obra ejecutada con verdadero cuidado y mimo, tendente a resaltar la belleza de las fuentes, a rodearlas de pequeñas zonas ajardinadas y a dotarlas de iluminación adecuada”.
Fernando García Nieto
(*) Publicado en la revista Bidasoatik nº 6
[1] Archivo Municipal de Irun. Memoria de Secretaría 6040/2